¿Qué tiene de especial el Método Singapur para enseñar matemáticas?

Qué tiene de especial el método Singapur para enseñar matemáticas

 

En 1982 y ante sus nefastos resultados en matemáticas, el gobierno de Singapur, decidido a construir su sociedad sobre la base del conocimiento, desarrolló una metodología basada en los avances científicos sobre el aprendizaje de esta ciencia. El nombre de Método Singapur proviene de Estados Unidos, donde un matrimonio formado por una singapurense y un estadounidense comenzó a utilizar los libros de texto de Singapur para apoyar el aprendizaje de sus hijos. Se dieron cuenta de que podían ser útiles para otras familias, registraron la marca y se lanzaron a distribuir los materiales en EEUU.

A comienzos del siglo XXI y gracias a los excelentes resultados de los estudiantes de este pequeño país en los informes internacionales TIMSS, la atención mediática aumentó y la editorial Marshall Cavendish, originaria de Singapur, comenzó a distribuir sus libros en países tan lejanos como Estados Unidos o Chile. Hoy en día es utilizado en todas las escuelas públicas de California y sirve como referencia en muchos otros colegios de EEUU. En España comienza a introducirse tímidamente de la mano de Marshall Cavendish y de SM.

¿Qué aporta la metodología usada en Singapur?

Este método busca la auténtica comprensión de los conceptos matemáticos y su aplicación a la realidad. Aseguran a los estudiantes el tiempo que necesiten para aprender los contenidos.  Cuando los conceptos son aprendidos, comprendidos e interiorizados de verdad y no solo para el examen, no es preciso repetirlos todos los años, lo que resulta en una enseñanza mucho menos machacona y más eficaz. Además, aprenden por medio de la resolución de problemas, por lo que desde el primer momento comprenden la utilidad y aplicabilidad de las matemáticas.

Según este método, si quisiéramos enseñar la división no nos pondríamos en la pizarra a explicar cómo dividir, sino que proporcionaríamos a los grupos de alumnos unos puñados de monedas y unos vasos y plantearíamos: «Juan tiene 27 euros que quiere dividir entre 5 amigos, ¿cómo tendrá que hacer?».

En cada clase se plantean al alumnado problemas que deberán resolver, proporcionando el tiempo que necesiten para explorar el problema y resolverlo. El método usa un sistema en tres pasos que empieza por usar materiales tangibles para comprender las ideas, después recurre a representaciones gráficas y finalmente trabajan en el plano abstracto aunque volviendo frecuentemente al paso anterior. Constantemente deben reflexionar sobre lo que hacen y por qué lo hacen y reflejarlo por escrito.

En este proceso es imprescindible el trabajo en equipo para contrastar ideas y el profesorado se convierte en un facilitador del aprendizaje que plantea las preguntas adecuadas y da menos clases magistrales.

¿Cuales son los obstáculos para aplicar el método Singapur en España?

En la escuela tradicional, cuando toca enseñar la división el profesor enseña el algoritmo de la división. Los currículos definidos por las leyes españolas detallan para cada curso un gran número de conceptos y procedimientos en detrimento del razonamiento. Si hay que aprender gran número de conceptos no da tiempo a pararse a pensar problemas con calma, a hacer pruebas a fracasar y volver a empezar. En el método Singapur es más importante el camino, el por qué y cómo haces algo, que el resultado. Ante la prisa con que se plantea la enseñanza España, los libros de texto no proponen problemas interesantes a los estudiantes, solo son ejercicios para aplicar el concepto aprendido en el párrafo anterior.

Al plantear los objetivos de aprendizaje de una materia es preciso tener claro qué se busca, en Singapur tuvieron muy claro que el auténtico conocimiento matemático y la capacidad de razonamiento.

 

 

 

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