En el estudio, dedicaron 4 meses, 15 minutos, un par de veces por semana a jugar a 15 juegos matemáticos con un grupo de niños de 4 años de un ambiente socioeconómico muy desfavorecido, todos ellos por debajo del umbral de la pobreza en un barrio de igual ambiente.
Los resultados fueron espectaculares y esperanzadores. En esos cuatro meses el grupo de niños duplicó sus resultados en los test y aventajó al grupo de control que no participó de los juegos. Además, aumentaron su visión positiva de las matemáticas y su autoestima.
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